martes, 3 de marzo de 2009

Comunicacion divino tesoro

Uno de los primeros temas a solucionar cuando regrese de Cuba, fue la comunicación. La opción numero uno, el teléfono, debía ser recortada por el alto costo de las llamadas, así que decidimos hacerlo dos veces por semana, siempre y cuando la llamada fuera posible, si este paso era favorable, habría que ver si podíamos escucharnos, finalmente teníamos nuestros preciados minutos, a los cuales había que restarle, lo que "no podíamos decir", cosa difícil de entender para mi, hasta que me di cuenta en que momentos la linea empezaba a chistar o definitivamente cortarse. La segunda alternativa es el correo electrónico, en Cuba solo tienen acceso unos pocos privilegiados a tener un e-mail, estudiantes universitarios o empleados de organismos gubernamentales, por lo que debimos buscar un amigo de la familia de J. que nos prestara su correo, una o dos veces por semana, él podía escribirme unas lineas que se limitaban a preguntas personales y romanticismo puro, teniendo en cuenta que un tercero leía nuestra comunicacion. Yo creo que Ladislao Gutierrez y Camila O'Gorman eran mas osados que nosotros para transmitirse sus sentimientos... Una vez hice la prueba de escribir algo "escandaloso" y mi suegra se entero del contenido del mail, antes que mi amado, la "dueña" del correo salio disparada de su silla a contar lo sucedido. La tercer manera es el correo tradicional, no hay nada que garantice la llegada de una carta a La Habana, mucho menos de que me llegue una a mi, me dijeron que tardan entre tres y seis meses si es que llegan. La correspondencia no es de fiar, así que J. llego a sugerirme palomas mensajeras y llegue a la conclusión que era la mas factible. Igualmente envié un sobre con fotos y un video que le hice de mi casa, mi perrita, y mis amigos saludándolo, tuvimos viento a favor, el funcionario de turno se levanto con el pie derecho y la carta llego a destino, fue una felicidad enorme para él. Nada de eso impidió que hoy nos conozcamos mucho mas y tengamos toda la confianza para reírnos de nosotros mismos y de lo que aun no podemos decirnos.

"La libre comunicación de los pensamientos y las opiniones es uno de los derechos más preciados por el hombre."

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